Un hombre ya mayor está comiendo en un restaurante vasco
y entran tres hombres más, lo miran, los mira y no se saludan. Cuando acaba de
comer le dice a otra persona que lo está esperando: fuimos juntos al colegio y
desde hace treinta años no me saludan. El es el negociador del gobierno central
con la banda terrorista ETA.
La semana siguiente tiene un contacto con uno de la banda
en un pueblo de Francia y con un observador internacional que sólo habla
inglés, por lo que precisan de los servicios de una traductora. Tanto él como
el etarra tienen que buscar puntos en común para poder ir avanzando en la
negociación, pero se encuentran con escollos tales como País Vasco /
Euskalherria, derecho a decidir / legislación vigente, y demás cuestiones que
conforman una sociedad, o una visión de lo que debería ser esa sociedad. Un
desierto es lo que los separa y ellos han de convertirlo en un oasis.
La película
está narrada en tono serio, pero no dejando de lado alguna situación que
aligere la dureza de lo que puede ser una negociación entre partes encontradas,
ni tampoco se ceba en el resultado real del terrorismo como las víctimas de los
atentados. La elección es clara: te enseño lo difícil que es llegar a algún
acuerdo, pero no te hago un documental sobre atrocidades. Muy buena.
Dirección: Borja Cobeaga Fotografía:
Jon D. Domínguez
Guión: Borja Cobeaga Montaje:
Carolina Martínez Urbina
Música: Aránzazu Calleja
Actores: Ramón Barea, Josean Bengoetxea, Carlos Areces,
Melina Matthews, Jons Pappila
(2015; 79’; ***;13)

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