Elijo la película por el actor y, a pesar de haber sido
estrenada diez días antes, ya sólo la puedo ver en la sesión de la noche en los
Cines Balmes en versión original. ¡Mejor! Película interesante, sin ser nada
del otro mundo, porque el personaje principal se ve inmerso en una serie de
problemas y no tiene ninguna preparación para poder salir bien librado de
ellos. Un punto para los guionistas.
Un contable con un cierto toque obsesivo (¿es que se
puede ser de otra manera?) pierde su trabajo. Dos años después se recupera de
su adicción al alcohol y, a través de un viejo conocido, consigue un trabajo
sencillo y muy bien pagado: transcribir unas grabaciones en cinta a papel
mediante una máquina de escribir con un sueldo de 1.500 euros a la semana. Le
imponen ciertas normas de horario y conducta, pero él se adecua a ellas. Lo que
no sabe, todavía, es que el contenido de las cintas va a ocasionarle muchos
problemas.
Dirección: Thomas Kruithof Fotografía:
Alex Lamarque
Guion: Thomas Kruithof, Yann Gozlan Montaje:
Jean-Baptiste Beuadoin
Música: Gregoire Auger
Actores: François Cluzet, Denis Poladylès, Sami Bouajila,
Simon Abkarian
(2016; 91’; **; 29)

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