El País me invita a ver esta película de la que no sé ni
el título. Llego al cine y veo en la pantalla la imagen de Robert Redford
apuntando como si sus dedos fueran una pistola. Saco mi móvil, le hago una foto
a la pantalla y se la envío a Marisol y a Anna diciéndoles que “esta vez me va
a gustar”. No me fui al poco de comenzar la película porque me había sentado en
el extremo de una larga fila tocando la pared, ese fue el único motivo. Boyero,
el crítico de cine del mencionado diario le dedicó un “retírese, Sr. Redford,
le recordaré toda la vida”. Yo añadiría el epíteto a los guionistas y no le
habría pagado tanto al compositor, pues llenó de notas todas las líneas de
diálogo que faltaban. Spacek me gustó.
Como no podía ser de otra manera, “basada en hechos
reales”. En lugar de estar esas enormes letras que replican el nombre de la
ciudad de los sueños, deberían poner “cerrado por falta de ideas”. Un ladrón de
bancos septuagenario no se resiste a dejar la profesión, por lo que sigue
convenciendo a sus víctimas de que le den el dinero de la caja. Y el verbo que
he utilizado es el correcto: convencer, pues no amenaza con armas ni oculta su
cara. Y poco más dan de sí la película y el actor.
Dirección: David Lowery Fotografía:
Joe Anderson III
Guion: David Lowey
Montaje: Lisa Z. Churgin Música:
Daniel Hart II
Actores: Robert Redford, Sissy
Spacek, Casey Affleck, Tika Sumpter, Danny Glover
(2019; 93’; *; 4)

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