Hará unos treinta años que fui a ver de estreno Atracción fatal. Ese fin de semana que
pasan los personajes principales de la película me pareció algo inocente, pues
ella era soltera y él quería a su mujer y no había buscado esa relación. Como
supongo que muchos ya la habrán visto lo dejaré aquí, pero añadiré que salí con
un dolor de estómago considerable de pensar que eso me pudiera pasar a mí. La
película que voy a comentar ahora es la segunda en la que comienzo riendo y
termino cruzando los dedos deseando que en este tipo de “lotería” yo no sea uno
de los agraciados.
En una cena de ocho amigos en la que falta la novia de
uno de ellos, la más joven sugiere dejar los teléfonos móviles encima de la
mesa y hacer públicas todas las llamadas, correos o mensajes que se reciban.
¿Quién es el valiente que se atreve a decir que él no juega “por si acaso”,
cuando está tu pareja delante? Todos los dejan. Y lo que era una reunión de
viejos conocidos termina como el rosario de la aurora. Hay luna llena y eso
influye sobre las personas, o por lo menos eso nos dicen en la película. Bueno,
si es por la luna llena ya me quedo más tranquilo pero, por si acaso, yo no
juego.
Cada vez me gusta más su director, la película tiene un inteligente
guion, buenas actuaciones, y unos espectaculares enredos que te hacen reír… hasta
la mitad.
Dirección: Alex de la Iglesia Fotografía:
Angel Amorós
Guion: Jorge Gerricaechevarría, Alex de la Iglesia Montaje: Domingo González
Música: Víctor Reyes
Actores: Belén Rueda, Eduard Fernández, Ernesto Alterio,
Juana Acosta, Eduardo Noriega
(2017; 97'; ***; 46)

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