sábado, 21 de abril de 2018

LA CASA TORCIDA


El País es responsable otra vez de que vaya al cine gratis y como no me desagrada, lo hago esta vez acompañado de Marisol. Ella tuvo mucha suerte: poco después de sentarse se durmió un buen rato. Yo aguanté estoico aunque no soy griego. En honor a la verdad, he de decir que si yo fuera Agatha Christie estaría orgullosa de esta película: las interpretaciones son exageradas; los personajes poco creíbles, pero tal y como acostumbran a ser en sus novelas (y he leído algunas, sobre todo cuando fui adolescente); y la factura de la película grandilocuente. Para todo aquel que haya visto de estreno películas como Muerte en el Nilo (1978) o Asesinato en el Orient Express (1974) esta le parecerá más de lo mismo, pero en malo, ¿por qué? Porque tenemos cuarenta años más.
Un joven detective es contratado por una joven amiga que conoció en El Cairo porque considera que su abuelo ha sido asesinado por alguien de su familia ya que todos ellos viven en la misma hacienda, es decir: la joven viuda que era bailarina; la hermana soltera del abuelo; el hijo mayor con su mujer que quieren llevar al cine un guion de él e interpretarlo ella; los padres, hermano y hermana de la joven y una criada. ¡Con las poses del cartel hasta el abuelo puede ser el asesino!





Dirección: Gilles Paquet-Brenner                                       Fotografía: Sebastian Wintero
Guion: Julian Fellowes, Tim R. Price, Gilles Paquet-Brenner
Montaje: Peter Christelis                                                     Música: Hugo de Chaire
Actores: Glenn Close, Terence Stamp, Max Irons, Gillian Anderson, Christina Hendricks
(2017; 115’; *; 17)



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