Mientras cenamos nos hemos acostumbrado a ver un capítulo
de una serie, pues aunque ahora duran una hora, eso nos permite leer un rato
después, cosa que si viéramos una película se harían las tantas, teniendo en
cuenta que cenamos muy tarde. Pero en esta ocasión se nos habían acabado los
capítulos de las series que seguíamos y Marisol puso esta película. Veinte
minutos más tarde, acabó de cenar y me dejó solo con ella. Quizá hubiera debido
dejarla correr, pero su factura no era mala y ahí me quedé enganchado las dos
horas. Interesante producción napoleónica (media Europa participa).
Una jubilada, que vive en medio del bosque y alejada de
vecinos, es extremadamente rígida con la conservación de la naturaleza: está en
contra de la caza de animales, aunque por ley se pueda hacer durante unos meses
concretos; en contra del uso de las pieles de los animales para abrigarse
(aunque el invierno sea siberiano); y en contra de la tala de árboles porque en
ellos están las larvas de los cocuyos (coleópteros polífagos, claro). Dicho
esto, se entiende que la señora no esté a buenas con la policía cada vez que va
a denunciar a alguien porque pega cuatro tiros y tampoco con sus vecinos. No
obstante, todo esto pasará a un segundo plano debido a la aparición de un
cadáver.
Dirección: Agnieszka Holland Fotografía: Jolanta
Dylewska, Rafal Paradowski
Guion: Agnieszka Holland, Olga Tokarczuk
Montaje: Pavel Hrdlicka Música: Antoni Lazarkiewicz
Actores: Agnieszka Mandat,
Wiktor Zborowski, Jakub Gierszal, Patricia Volny
(2017; 129’; **; 20)

No hay comentarios:
Publicar un comentario