A pesar de que hace mucho tiempo que no veo una película
de Garci, pues me parece que le ha pasado lo que a Allen, aunque sin su
fecundidad, tenía ganas de ver esta película porque recuerdo que me gustaron
las dos anteriores. La fuimos a ver al Boliche, cine que tiene cuatro salas y
que apenas llena cuatro filas entre todas, pero para nuestra sorpresa había
cola, tuvimos que sentarnos bastante adelante, pues son salas pequeñas y la
edad media rondaba la nuestra si no la superaba, es decir, fuimos los nostálgicos.
Pero si te gusta el cine negro, lento, en blanco y negro, esta es tu película y
verás cómo era la España de hace medio siglo.
Germán Areta es un detective ex policía, de esos que
pueden vivir bajo mínimos y por eso ni acepta cualquier caso ni se viene a
componendas. Tiene olfato para los asuntos que caen sobre su mesa y mano
izquierda con sus antiguos compañeros por lo que, a veces les hace favores y
otras veces los cobra, por lo que su fama de íntegro se mantiene. Una mañana se
presenta en su oficina una mujer y le dice que la policía ha cerrado el caso de
su amante por suicidio, pero que ella sospecha que fue homicidio y le encarga que
lo investigue.
La actuación de Santos haciendo de un Landa joven es muy
creíble, la historia es buena, el Madrid de la época que se intercala en la
película le da verosimilitud al igual que la fotografía, y la música es un auto
homenaje del director, que firma una buena película. Hoy no se pude pedir más.
Dirección: José L. Garci Fotografía:
Luis A. Pérez
Guion: José L. Garci, Javier Muñoz
Montaje: ¿? Música:
Jesús Gluck
Actores: Carlos Santos, Miguel
A. Muñoz, Macarena Gómez, Pedro Casablanc
(2019; 122’; ***; 42)

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