Durante la entrega de los premios Goya escuché en varias
ocasiones el título de esta película, pues estaba nominada a tres y ganó el de
Efectos especiales, y algo así como que era desasosegante. Ahora hace un par de
semanas, Anna me insistía en que la viera y anteayer Eva me la aconsejó, aunque me dijo que Marisol no la vería, como así
fue. En resumen: no es para estómagos delicados, ni exquisitos, ni escrupulosos;
pero está muy bien hecha, tiene intriga, un buen guion y una notable dirección,
a pesar de ser novel (qué diferencia con llevar la cámara a cuestas, sino saber
ponerla donde mejor va para la atención del espectador).
La película da para verla con amigos y luego estar
debatiendo más tiempo del que dura la misma, así que con estos mimbres parco
será el resumen que sigue. Un hombre despierta en un nivel de una construcción
en forma de túnel vertical. Junto a él está un hombre mayor que le instruye de
lo que hay allí. Al cabo de un rato baja una enorme plataforma llena de comida
y el hombre mayor se pone a comer como un desesperado. Al joven no le apetece
dada la vista de esa supuesta mesa. Esta desaparece a los cinco minutos yendo hacia
un nivel inferior. Los espectadores y el recién llegado vamos aprendiendo que
hay que comer cuando viene la plataforma y lo que nos hayan dejado los de los
niveles superiores, tanto si te gusta como si no, tanto si tienes hambre como
si no, pues tienes que aguantar un mes así… y luego irás a otro nivel que podrá
ser más bajo o más alto. Según.
Dirección: Galder
Gaztelu-Urrutia Fotografía:
Jon D. Domínguez
Guion: David Desola, Pedro Rivero
Montaje: Haritz Zubillaga,
Elena Ruiz Música:
Aránzazu Calleja
Actores: Iván Massagué, Antonia
San Juan, Zorion Eguileor, Emilio Buale
(2019;
94’; **; 14)

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