Volvemos a los clásicos, pues sabemos que ellos no nos fallan. De esta historia que, si no estoy equivocado, he visto cuatro versiones diferentes, siendo la última, la de Wilder, la que más me gusta. La que ahora comento hacía ya muchos años que no la volvía a ver y, a pesar de que Cary Grant siempre me gusta, creo que en este papel que no hace de chico bueno no está tan bien como en otras, pero esto no quiere decir que no sea interesante verle hacer de manipulador hasta un extremo impensable.
La señora del cartel, que no sé qué hace con ese hábito,
es una periodista que trabaja en el periódico que dirige Grant. También había
sido su esposa y la película comienza cuando ella se presenta con su futuro
marido en el periódico para decirle a su ex que deja el periodismo para
casarse. Allí se enteran ambos de un suceso que precisa el conocimiento de un
buen periodista y así comienza la peripecia de ella de acudir al lugar de los
hechos sin dejar de pensar en que en unas horas tiene que coger un tren para ir
a casarse.
La historia es de Hecht y brilla muy alto, con réplicas y
contrarréplicas muy rápidas por lo que más de una, seguramente, se nos escapan,
pero hay las suficientes como que nos
siga pareciendo un texto muy ingenioso, tanto es así, que hasta las morcillas
añadidas son muy buenas: le dice Grant a un auxiliar “afuera hay un joven
parecido a Ralph Bellamy…”.
Dirección: Howard Hawks
Fotografía:
Joseph Walker
Guion: Charles Lederer, Ben Hecht
Montaje: Gene Havlick
Música:
Sidney Cutner, Felix Mills
Actores: Cary Grant, Rosalind Russell,
Ralph Bellamy, Gene Lockhart, Porter Hall, Ernest Truex
Plataforma: Filmin
(1940; 92’; ***; 24)

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