La nómina de los actores es importante y supongo que eso fue lo que nos hizo ver esta película que es recomendable, que dura como un capítulo largo de una serie, y que se nos hizo larga, a pesar de sus setenta minutos justos.
“Una comedia de trágicas proporciones”, reza el cartel y es verdad, pues aunque la parte de comedia es comedida, todos los personajes tienen algo de trágico, o bien, algo trágico les ronda: la que está de pie en el centro de la imagen acaba de ser nombrada ministra de sanidad del Reino Unido y, por eso, hace una fiesta para los más allegados; el de al lado de ella es el marido de una amiga que trabaja con la recién nombrada; la pareja de mujeres son una feliz pareja; el que está justo debajo de ella es su marido y ese día no es su mejor día, como se aprecia desde el primer momento y, por último, los que están al lado de él son una pareja aún más curiosa que los otros, pues él es un convencido de los sistemas alternativos y no deja de mencionarlo y ella no le deja acabar ni una sola frase.
Si no la puntúo como no interesante es porque la primera imagen es el final de la película y este es tan sorprendente que, solo por eso, vale la pena verla, e incluso ¿por qué no?, volver a verla.
Dirección: Sally Potter
Fotografía:
Aleksey Rodionov
Guion: Sally Potter
Montaje: Emilie Orsini, Anders Refn
Música:
Matt Biffa
Actores: Kristin S. Thomas, Timothy
Spall, Patricia Clarkson, Bruno Ganz, Cherry Jones, Emily Mortimer
Plataforma: Filmin
(2018; 71’; **; 20)
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