No recuerdo cual fue la primera película que vi de Daniel
Day-Lewis, pero sí cuales fueron las tres primeras: Mi hermosa lavandería, Una
habitación con vistas y Mi pie
izquierdo. Ha hecho muchas más y que yo, a pesar de ser un actor que me
gusta, no he visto, pero creo que hay que tenerlo presente y me gustaría tener
la paciencia de revisar su filmografía, pues su aparición en una película
siempre la hace interesante, y este fue
el motivo de que quisiera verla, aparte de que dice que se retira.
Reynolds Woodcock es un modisto de la alta sociedad,
apegado a sus rutinas y egoísta por no querer variarlas en nada, lo que hace
que, cada cierto tiempo, su hermana tenga que despachar a la costurera que
aspiraba a ser su mujer; pero como toda regla tiene su excepción, llegará una
que será la horma de su zapato, pero de una manera que difícilmente puede
llegar a sospechar ningún espectador. La primera mitad de la película puede
hacerse pesada a alguien que no le gusten las historias explicadas con detalle
y cuyo desenlace tiene que ver con una trama que no se entreveía y, sobre todo,
por la omnipresente banda sonora que, más que música de película, parece una
sinfonía. No está mal, pero como decía el emperador en Amadeus “demasiadas notas”. Muy buena fotografía.
Dirección: Paul T. Anderson Fotografía:
Paul T. Anderson
Guion: Paul T. Anderson Montaje:
Dylan Tichenor
Música: Jonny Greenwood
Actores: Daniel Day-Lewis, Lesley Manville, Vicky Krieps,
Harriet S. Harris
(2018; 131’; ***; 6)

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