Eso es lo que deberían sentir los guionistas de la tercera temporada de esta serie: hemos visto dos o tres capítulos y dijimos que ya habíamos perdido suficiente tiempo. Dicho esto, que es lo malo, vayamos a lo bueno: las dos primeras temporadas te ponen de los nervios debido a lo vergonzosas y vergonzantes situaciones en las que se coloca la pareja protagonista de la serie, con mención especial al miembro masculino, pues no tiene parangón ni límite. Nos lo pasamos muy bien viendo hasta dónde se puede llegar por mantener su postura haciendo creer a los demás que no ha dicho/hecho lo que hemos oído/visto.
Las historias de las dos primeras temporadas están bien y
las actuaciones soportan correctamente las situaciones en las que se encuentran
los personajes, a pesar de que, realmente, serían para desear que la tierra te
tragara. Quiero mencionar que Javier Gutiérrez, que está bien, a pesar de que
se lleva las situaciones más bochornosas, repite personaje, pues es calcado al
de la película Campeones, lo que ni siendo bueno ni malo, es como
haberse encasillado, no siendo esta serie una continuación de la película. Resumiendo,
hay que ver las dos primeras temporadas.
Dirección: Juan Cavestany, Alvaro Fernández Armero
Fotografía:
Aítor Manchola, David Azcano
Guion: Juan Cavestany, Alvaro Fernández Armero
Montaje: Raúl de Torres
Música:
Miguel Malla, Aaron Rux
Actores: Javier Gutiérrez,
Malena Alterio, Miguel Rellán, Lola Casamayor, Vito Sanz, Jorge Cabrera
(2017 - 2020; 23 x 30’; **; 39)

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