La vimos de estreno hace ya una década, o casi, y nos gustó mucho, si mal no recuerdo, a pesar de que el personaje de Smiley, para los que vimos la estupenda serie Calderero, sastre, soldado y espía, quedó grabada en la retina en la figura de Alec Guiness. No obstante, Oldman hace un papel parco de gestos, palabras e intenciones, por lo que poco a poco te olvidas de la cara que tenías grabada y te va convenciendo su actuación. En esta ocasión me ha parecido un inicio lento, quizá hasta que acaba el primer tercio de la película, que debe ir ligado a cuando ha terminado la presentación de personajes y comienzan a verse por donde van los tiros (que no llegan a cinco en toda la película).
Como indica el nombre del título, en los servicios
secretos ingleses se cree que hay un espía infiltrado por los rusos y, como se
considera que el máximo responsable debía haberlo impedido es sustituido
fulminantemente y con él cae su segundo, que es Smiley, el cual es prejubilado.
A pesar de ello, este último sigue sin quedarse en su salón con las pantuflas
puestas y va descubriendo ciertos cabos sueltos que no habían sido tenidos en
cuenta. Como ya puede suponer el lector que haya llegado hasta aquí, esta va a
ser mi escueta presentación, pues avanzar en lo que sucede es dejar al
descubierto lo que se debe ir viendo la película. Grandes actores, estupenda historia
de Le Carré y música de Alberto Iglesias, por lo que vale la pena invertir dos
horas en ver esta película y dejar de lado por ese lapso la realidad que nos rodea.
Dirección: Tomas Alfredson
Fotografía:
Hoyte Van Hoytema
Guion: Bridget O’Connor, Peter Straughan
Montaje: Dino Jonsäter
Música: Alberto Iglesias
Actores: Gary Oldman, Colin Firth, Tom Hardy,
John Hurt, Toby Jones, Mark Strong
Plataforma: Filmin
(2011; 122’; ***; 1)

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