lunes, 7 de junio de 2021

FILM SYMPHONY ORCHESTRA

Esta es una crónica de urgencia, porque el sábado pasado fuimos a ver a esta orquesta en el Auditori de Barcelona y escribo esta crítica saltándome las de las catorce series o películas que están pendientes de pasar por estas páginas.

Al contrario que el nombre de este blog, primero comenzaré por lo personal: no me gusta, si voy a un auditorio, escuchar la música a través de potentes altavoces pues, a pesar de mi pésimo oído, me parece que el sonido de los instrumentos a través del aire hace que este vibre y su sonoridad sea diferente; no me gusta, si voy a un concierto que no es de rock, que la luz tenga una presencia tan importante e, incluso, que tenga que cerrar los ojos en un momento del concierto porque nos la dirigen a los espectadores; en cine hubo un momento en que se publicitó que la estrella era el director, pero en música ya lo son desde hace mucho tiempo, por lo que no me gusta que el director de la orquesta lleve una ropa talar del estilo de Darth Vader, tenga una tarima cuya base está compuesta de haces de luz, salte y baile, y alguna otra extravagancia más. No me gusta.

Ahora la parte del caleidoscopio (de kalós “bello”, eîdos “imagen” y -scopio): el sonido que emite la FSO a través de, cuando menos dos potentes altavoces situados a bastante altura, es envolvente, la sientes dentro, son solo cuarenta y seis músicos, pero parecen muchos más, las bandas sonoras se escuchan tal y como puede hacerse en cualquier cine de última generación; las “estufas” de luz (antiguamente habían unas resistencias con una placa metálica circular detrás para irradiar mejor el calor) y los cañones de luz que están a pie de orquesta y lanzan sus chorros hacia el techo o cualquier otra dirección, hacen que, en las músicas de películas de acción, el sonido se vea incrementado por la sensación lumínica y, aunque al principio desconcierta (quizá a un novato como yo), luego ya está dentro del conjunto; el director, al igual que la uniformada orquesta, aprovecha el look que tenemos de las películas más taquilleras y sale con una gabardina negra hasta los pies, alzacuello y puñetas en las mangas que, dado todo lo que se mueve, debe sudar hasta perder más kilos de los deseados.

Y, a parte de todo lo dicho, entre canción o suite de las bandas sonoras que interpretan, el director hace una explicación de lo que se va a oír, llevando hasta el espectador las circunstancias que puede haber hecho de esa película algo singular, musicalmente hablando, explicado con mucha gracia, soltura y conocimiento.

En resumen, es todo un espectáculo que nadie al que le guste la música de películas debería perderse. Nosotros no lo hicimos, gracias a El País, y espero volver a escucharlos cuando vuelvan a Barcelona.





(2021; 100’; ***; 38) 


 

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