Ultimamente vienen de Francia comedias con el reclamo de
que la han visto unos cuantos millones de franceses, lo que no me indica mucho,
pues no sé lo que representa en número y, en el fondo, lo que cuenta es si la
película es buena para mí con independencia de lo que les haya parecido a los
espectadores franceses o a los publicistas, mejor dicho. Entones, ¿por qué la
elegimos? Pues ni más ni menos por los actores y los directores, ya que una
película anterior de ese mismo equipo, de la que ya hablé, nos había gustado mucho. No está mal interpretada ni dirigida, pero el guion tiene mucho peso en
una película y aquí no da la talla.
Dos amigos desde la infancia son bien diferentes: uno
serio y circunspecto, médico; el otro, jaranero, embargado varias veces y
cabeza loca. Este cae por el balcón y al hacerle las pruebas se detecta que
está muy enfermo pero, como no tenía seguridad social, el amigo ha puesto su
tarjeta y es a él a quien le comunican “su” enfermedad. A partir de aquí se
inicia una serie de malentendidos debido a que el médico no ha sabido
transmitirle que el enfermo es él y cada uno de ellos se dedica a cuidar del otro.
Película
similar a la norteamericana de 2007 Ahora o nunca, lo que no deja de ser
curioso que sean los europeos los que copian a los americanos. Vivir para ver y
ya veremos cuando, pues hoy ha empezado el túnel de la cuarentena por el SARS-CoV-2
y ve a saber cuándo podremos salir de él.
Dirección: Matthieu Delaporte,
Alexandre de La Patellière Fotografía: Guillaume Schiffman
Guion: Matthieu Delaporte, Alexandre de La Patellière
Montaje: Célia Lefite-Dupont, Sarah
Ternat Música:
Jérôme Rebotier
Actores: Fabrice Luchini,
Patrick Bruel, Zineb Triki, Pascale Arbillot, Marie Narbonne
(2020; 117’; **; 11)

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