Elegida en Filmin por los dos actores que, si no es uno es el otro o los dos, están siempre en pantalla. Creía que no la había visto, pero durante la larga secuencia de Curtis al principio de la película me vino a la cabeza Lancaster sentado en una mesa y con cara de pocos amigos, que es como aparece y se pasa buena parte de la película. No hace falta decir que no recordaba nada más de la película, por lo que una película de intriga nunca la pierde en mi caso.
El último actor mencionado es un columnista de muchísimo
éxito, por lo que todo aquel que necesita aparecer en un periódico acude a él
y, a quien no le hace falta, teme por lo que pueda aparecer en esta columna.
Curtis es su correveidile, un joven sin más fortuna que su aspiración a ser un
día tan importante como el personaje de Lancaster. Lo que sí le sobra a Curtis
es arrojo y falta de escrúpulos, pues hace aquello que haga falta para ir
ascendiendo. La hermana de Lancaster se enamora de un guitarrista y, como a
aquel no le parece bien, utiliza a Curtis para romper ese lazo. Pero la
situación se complicará no dejando a nadie indemne.
En brillante blanco y negro, un paseo por los lugares de
ocio de más renombre de la Nueva York de hace sesenta años. Las actuaciones de
los dos actores mencionados son duras, sobre todo la de Lancaster, que recuerda
a su actuación en Siete días de mayo, y la de Curtis sorprende, pues
acostumbra a ser el muchacho bueno; pero los diálogos, con sus afiladas,
cínicas y dañinas respuestas, llevan a ello, haciendo una memorable
presentación de Lancaster en la película, pues no en balde era lo único que
recordaba.
Dirección: Alexander Mackendrick
Fotografía: James W. Howe
Guion: Clifford Odetts, Ernest Lehman
Montaje: Alan Crosland
Música: Elmer Bernstein
Actores: Burt Lancaster, Tony Curtis, Susan
Harrison, Martin Milner, Jeff Donnell, Joe Frisco
(1957; 96’; **; 59)

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