¡Qué difícil es hacer una serie cómica que aguante algo más que la chispa inicial! La pareja separada por el sujeto de la pistola es un ex matrimonio de abogados dedicados a casos de cuello blanco y les sobran recursos para que sus clientes estén satisfechos de sus actuaciones. La serie comienza mostrándonos a la pareja en un juicio de sobornos en el que deciden dejar la abogacía para ser propietarios de un restaurante, junto con un tercer socio que es el chef. El que los sujeta es un mafioso (¿hace falta aclararlo?) ruso que queda subyugado por la cocina de ese restaurante y va todas las noches a cenar allí y, por eso, terminan tan unidos como puede verse el en cartel.
El guion muestra algunas chispas de ingenio y, a pesar de
que los episodios no son largos, no siempre los sostiene bien; a mi gusto, que
la Watling se dirija en cada uno de ellos al espectador no me convence; los
actores, que son/o se hacen pasar por rusos, están muy bien en sus papeles y,
debilidad mía, me ha gustado mucho oírles hablar en su idioma (aparecen los
oportunos subtítulos para los que no lo dominen). En resumidas cuentas, se
puede ver y, como siempre, cambiar cuando deje de gustar.
Dirección: Marc Vigil, Miguel Esteban
Fotografía: Jon D. Domínguez
Guion: Miguel Esteban, Sergio Sarria, Luismi Pérez
Montaje: Josu Martínez
Música:
Darío González Valderrama
Actores: Leonor Watling, Hugo
Silva, Luis Bermejo, Anton Yakovlev, Kevin Brand, Yan Tual, Dritan Biba
Plataforma: Movistar +
(2020; 6 x 30’; **; 65)

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