Lleva meses en cartelera y, solo por esto, ya merece ir a
verse, pues actualmente una película pasa a horarios de tarde a las dos
semanas, máximo tres. Cuando vi qué actores interpretaban a esos personajes
reales y se parecían tanto a ellos insistí a Marisol para ir a verla (y la
vimos antes de los Oscar). Se llevó el de maquillaje, de los ocho que tenía
posibilidad de ganar. Alguno de interpretación hubiera sido más justo. La
historia está explicada como una película de ficción, con inserciones de
documental y cuñas de humor a lo largo de toda ella. No se hace aburrida en
ningún momento y, de ese relativamente desconocido vicepresidente de Estados
Unidos, llegamos a saberlo todo… lo que se puede saber, “pero se lo han currado”.
Dick Cheney fue vicepresidente con George Bush jr. y
recuerdo que me sorprendió la elección de una persona tan mayor que, en
principio, no tendría opción de aspirar a ser elegido presidente. Si hubiera
sabido cuales fueron sus inicios en la edad adulta me habría sorprendido que
llegara a ser algo, cualquier cosa. Es de admirar la capacidad que tienen
algunas personas de encauzar su destino y llevarlo a cotas que, en otras
condiciones, ya es muy difícil. Película recomendada para los que creen que
querer es poder, para los que les gustan las buenas interpretaciones o el guion
o el ver una inteligente manera de contar la historia.
Dirección: Adam McKay Fotografía:
Greig Fraser
Guion: Adam McKay
Montaje: Hank Corwin Música:
Nicholas Britell
Actores: Christian Bale, Amy
Adams, Steve Carrell, Sam Rockwell, Tyler Perry
(2019; 134’; ***; 7)

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