Esta película está producida por Netflix y se estrenó en
los cines unos diez días antes que en la televisión, así que esperamos esos
días y la vimos en casa. Cerca de las once de la noche empezamos a verla y una
hora y media después Marisol me dijo de pararla un momento. Allí se dio cuenta
de que aún faltaban dos horas para su final y dijo que no creía poder
aguantarla toda. Una hora más tarde fui yo el que la paró y, a eso de las tres
de la madrugada, acabamos de verla. En ese momento la cadena anunciaba un
documental de unos treinta minutos en el que aparecían los tres protagonistas y
el director comentando diversos aspectos de la película y fue Marisol quien lo
puso. Cuando acabó estuvimos hablando sobre la película y el documental: nos
íbamos a las cuatro a dormir.
¿A qué ha venido tal párrafo? A intentar explicar que, a
pesar del cansancio y de la hora, es una película suficientemente buena como para
que valga la pena verla seguida o tan seguida como se pueda. Quizá una pega
puede ser el tema, mafiosos; los hechos acaecidos hace más de medio siglo por
lo que los jóvenes al desconocerlos no tengan el mismo interés que los canosos
y, obviamente, su duración pero, insisto, creo que vale la pena verla o, por lo
menos, intentarlo: es una película hecha por septuagenarios con una tecnología
muy actual que rejuvenece a los actores (aunque se nota un tanto raro en planos
tan cortos) y las actuaciones de estos son sobresalientes. ¡La montadora es
octogenaria!
Tres horas y media de película y dos párrafos tan largos
merecen un resumen de dos líneas: el irlandés es un conductor de camiones, no
muy inteligente, que se cruza en la vida de Hoffa y consigue ascender hasta lo
más alto del sindicato más poderoso de Estados Unidos. De visión imprescindible.
Dirección: Martin Scorsese Fotografía:
Rodrigo Prieto
Guion: Steven Zaillian
Montaje: Thelma Schoomaker Música: Robbie Robertson
Actores: Robert De Niro, Al
Pacino, Joe Pesci, Harvey Keitel, Bobby Cannavale
(2019; 209’; ***; 49)

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