Hacía tiempo que no ganaba alguna entrada en El País y me tocaron un par para ver
esta película. Marisol no pudo venir pero como había leído la novela o la
trilogía, no lo sé muy bien, me advirtió que era como la de la Ciudad Blanca, por lo que crucé los
dedos esperando que no fuera así. Y, aunque la historia tiene sus puntos inverosímiles,
la película es mucho mejor, es decir, que es buena: la fotografía me pareció
excelente, los efectos especiales vuelven a anegar de lluvia una ciudad y las
actuaciones son correctas. Signo de los tiempos actuales, aunque no molesta, la
protagonista es una mujer a la que sus subordinados tratan exquisitamente: la
cuota de pantalla femenina (o la lectora) ha de salir satisfecha del cine e,
insisto, la masculina no se verá ultrajada.
Esa mujer es una inspectora embarazada que tendrá que
descubrir qué se esconde detrás de unos asesinatos rituales, pues son de
mujeres jóvenes mutiladas, cuyos asesinos terminan suicidándose.
Dirección: Fernando González
Molina Fotografía:
Xavi Giménez
Guion: Luiso Berdejo
Montaje: Verónica Callón Música:
Fernando Velázquez
Actores: Marta Etura, Carlos
Librado, Leonardo Sbaraglia, Francesc Orella, Imanol Arias
(2019; 119’; **; 47)

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