Nuevamente voy a ver una película invitado por El País y, como suele ser habitual, no
termina de convencerme. ¿Las buscan a propósito? Esta película es francesa y
estas, cuando se estrenan en España, nos indican el número de millones de
espectadores que la han disfrutado en su país, normalmente algunas unidades de
millón. Con la de películas francesas que he visto que me han parecido
regulares, ese guarismo lo único que me dice es que los franceses tienen un
gusto diferente al mío. Nota aclaratoria: el título en francés es Primer curso, que es más cercano al
contenido.
El director estudió medicina y debió pensar que era menos
arriesgado para el paciente que se dedicara al cine y esta es su tercera
película sobre el tema. He de reconocerle que las primeras imágenes me retrotrajeron
a los años en la facultad (hace más de cuarenta) con tantos libros y libros copiados
con ciclostil y encuadernados lateralmente con una goma que no aguantaba el
primer trimestre.
Y para no hablar más del pasado vayamos al presente de la
película: dos estudiantes de primero de medicina se hacen amigos debido a los
contratiempos que han de superar: lo mencionado de los libros, los centenares
de estudiantes como ellos, es decir, las colas infinitas, la dificultad de
aprobar las asignaturas, por lo que deciden unirse para estudiar juntos. Tanto
es así, que el que vive más lejos se va a compartir el cuartito del que está al
lado de la facultad. El que más empeño pone es la tercera vez que cursa el
primer año y el otro estudiante, aun que no le dedica mucho tiempo, saca buenas
notas. Película no divertida, pero tampoco aburrida, que puede servir para
recordar viejos tiempos o pasar la sobremesa del domingo sin tener que soportar
realidades dramatizadas.
Dirección: Thomas Lilti Fotografía:
Nicolas Gaurin
Guion: Thomas Lilti
Montaje: Lilian Corbeille Música:
Alexandre Lier, Nicolas Weil
Actores: Vincent Lacoste,
William Lebghil, Michel Lerousseau, Darina Al Joundi
(2019; 92’; **; 20)

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