Supimos de esta película por algún anuncio y porque ganó el Goya a la mejor película iberoamericana, por lo que, no teniendo nada que nos apeteciera y gustándonos Darín, la cosa estaba clara. La película está bien, el tono es de comedia, aunque parte de un drama que del que no hace sangre y, casi al final de la película, hay una escena que no te la esperas, que me sorprendió y me gustó el ingenio de los guionistas.
Aunque estuvo a punto de ocurrir en España tuvimos la
suerte de librarnos del “corralito” argentino, es decir, que quedaran
congeladas las cuentas a fin de poder estabilizar la economía. En Argentina fue
peor de lo que hubiera sido aquí porque allí el peso estaba asimilado al dólar
y se cambiaban unos por otros y se podían tener cuentas en dólares… y a aquí
comienza la historia: en un pueblo se quiere constituir una cooperativa a fin
de relanzar una vieja fábrica y así dar trabajo a la gente que está en paro.
Para ello, el director del banco le sugiere al que está llevando las gestiones
que no guarde el dinero en una caja de seguridad y que abra una cuenta y lo deposite
allí. En Argentina un Gil es una persona simple, incauta.
Dirección: Sebastián Borensztein
Fotografía:
Rodrigo Pulpeiro
Guion: Sebastián Borensztein, Eduardo Sacheri
Montaje: Alejandro Carrillo Penovi
Música:
Federico Jusid
Actores: Ricardo Darín, Luis
Brandoni, Chino Darín, Verónica Llinás, Daniel Aráoz, Carlos Belloso
(2019; 116’; **; 43)

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