Marisol vuelve a llevarme al cine a ver una película de
la que no he oído hablar: estoy desemplugged
total. Hace ya tres semanas que fuimos a verla, pero espero recordar lo
suficiente para llenar tres míseros párrafos.
Fritz Bauer era fiscal general en Hesse después de la
Segunda Guerra Mundial y la película nos muestra a una persona ya mayor que se
encuentra en su camino a uno de los más destacados prohombres nazi y todo lo
que hace a fin de capturarlo y llevarlo ante la justicia. Para ello llegará
hasta infligir la ley, lo que le puede acarrear serios perjuicios personales.
Esta es una breve sinopsis de la historia, ahora hablemos de la película.
Es estupenda: la puesta en escena de los años cincuenta y
sesenta impresiona por su verismo, pues aunque no la viviera con conocimiento
de causa, y menos en Alemania, tengo recuerdos arraigados por lo que yo viví o
por lo que he llegado a ver con posterioridad. Impecable. Como también lo es y
está el actor que interpreta a Bauer: llama la atención por su dedicación al
trabajo y a los puros, sobre todo por esto último, pero no hay que olvidar que
hasta presentando las noticias en televisión el presentador fumaba, ¡quién lo
iba a decir hoy en día!
Hay una escena clave en la película: en ella se comenta
que el Tribunal Supremo ha sentenciado que las leyes nazis que subsisten son
conformes a Derecho. Eso me ha hecho recapacitar y darme cuenta que, por
ejemplo, sobre antiguas iglesias, fueran de la religión que fueran, se han construido
grandes catedrales; en los días de fiestas paganas se han colocado fiestas
católicas; pero no deja de sorprender, que leyes anticuadas o que no
salvaguardan todos los derechos o a todos por igual se pueda construir un
estado de derecho. Pero esto se vive en toda aquella transición de un tipo de
estado a otro: se vivió en España hace cuarenta años, y estoy seguro que se
vivió en Rusia hace cien y en Francia hace doscientos veinte. Lo viejo ha de
convivir con lo nuevo durante un tiempo, pero hay cosas que nos pueden hacer
más daño que otras.
No es una película para todos los gustos, pero si no se
sabe qué se va a ver, estoy convencido que gustará a más de uno que, como quizá
yo mismo, hubiera dicho que no le apetecía verla, pero por su buena factura y
tempo se sale satisfecho de haberla visto.
Dirección: Lars Kraume Fotografía:
Jens Harant
Guión: Lars Kraume Montaje:
Barbara Gries
Música: Julian Maas – Christoph
Kaiser
Actores: Burghart Klaussner,
Ronald Zehrfeld, Jörg Schüttauf, Sebastian Blomberg
(2016; 106’; ***;14)