El País me invita al preestreno de esta película que, a lo mejor, habría ido a ver ya que se trata de la joven que escribió Frankenstein. Pero eso era antes de ver el primer cuarto de hora de la película: pensé en irme de la sala. No está mal ambientada; las actuaciones quizá un pelín exageradas, pero ¿cómo eran Shelley y Lord Byron?; el vestuario y la fotografía correctos; pero las escenas cortas saltando de una situación a otra para darnos una idea global de Mary, su hermana y sus padres me hizo presagiar un aburrimiento letal. Como así fue. Para rematar este párrafo podría decir que si a la película le sobran veinte minutos, a la banda sonora le sobran sesenta o setenta: parece una ópera más que una película.
Mary Godwin vive con su padre, su hermanastra y su madrastra. Ella lee todo lo que cae en sus manos y más, teniendo en cuenta que su padre es un intelectual que tiene una librería y también lo era su fallecida madre. Su madrastra no la soporta, pero su hermana le tapa todo aquello que puede ocasionarle algún problema. Cuando conoce a Shelley y se enamoran este decide ir a casa de su padre para recibir clases de él y poder estar al lado de ella. Pero como dice el viejo refrán “el casado casa quiere”, aunque no sea este el caso exacto.
Dirección: Haifaa Al Mansour Fotografía: David Ungaro
Guion: Emma Jensen, Haifaa Al Mansour
Montaje: Alex Mackie Música: Amelia Warner
Actores: Elle Fanning, Douglas Booth, Bel Powley, Maisie Williams, Tom Sturridge
(2018; 120’; **; 21)