Los de La Cultureta hablan de este documental y hay opiniones encontradas en el sentido de si es una fanfarronada o, si bien, es un documental real, lo que, por otro lado, cuesta mucho creer que así sea. El sujeto que se infiltra es un joven danés, que no trabaja porque tiene una pensión que le permite alimentar a su familia y que, un día, descubre una asociación que loa las bonanzas de Corea del Norte. Sorprendido, se une a ellos para poder terminar yendo a ese país y demostrar que toda la publicidad que se hace desde allí es una falacia.
Ese camino lo recorrerá con el director del documental
que ya rodó otro en la propia Corea y, como el resultado no fue del gusto de
los dirigentes del país, tiene prohibida la entrada. Además, conocerá y se hará
íntimo de Alejandro Cao, tarraconense, que es el coordinador de las asociaciones
pro Corea del Norte. Un buena pieza que ha tenido algún lío con la justicia
española. Habrá algunos otros sujetos, a cual más estrafalario, lo que no ayuda
a la credibilidad de lo que se nos está contando.
La filmación está hecha con cámara oculta, aunque la
mayor parte de las veces no parece creíble porque va variando los ángulos, a
pesar de que el infiltrado no se mueve. Las imágenes no son buenas, el sonido
tampoco lo es siempre, pero parece haber sido rodado en todos los países a los
que se hace referencia, incluida Corea. El que quiera dilucidar lo explicado anteriormente
puede perder una hora viendo la primera parte; ver la segunda ha de ser para
convencidos. Yo lo hice y me defraudó.
Dirección: Mads Brügger
Fotografía:
Jonas Berlin, Heine Kaarsberg
Guion: Mads Brügger
Montaje: Torkel Gjorv, Nicolás Norgaard Staffolani
Música: John E. Kaada
Actores: Ulrich Lovenskjold
Larsen, Mads Brügger, Alejandro Cao de Benós, Jim Latrache-Qvortrup
Plataforma: Filmin
(2020; 2 x 61’; *; 17)