Esta es una de las pocas que califico como de muy buena,
a pesar de ser una invitación de El País
y, por añadidura, estar basada en hechos reales (Francia ya ha caído). En
cambio he de advertir que no es para todos los gustos, no obstante el buen
gusto derrochado a lo largo de toda la historia sin cebarse en los detalles
morbosos: trata del abuso de menores por parte de un cura durante los cursos de
verano y su encubrimiento por los cargos eclesiásticos. Está bien hecha y da
para hablar y pensar, con un buen final.
Un padre de cinco hijos, católico creyente y practicante,
decide ir a hablar con el obispo de la diócesis por lo que le ocurrió a él
siendo niño y esperando que echen al cura del apostolado. El obispo le recibe
con buenas palabras y pone su caso a cargo de la psicóloga de la diócesis. Esta
media entre el cura y el denunciante y el primero lo reconoce todo, pero no le
pide disculpas. El ofendido decide no perdonar al cura y espera alguna acción
por parte de la autoridad eclesiástica. Pero esta no se produce. Como él es un
creyente convencido se encuentra en la disyuntiva de hacer algo fuera de los
cauces católicos o conformarse sin haber obtenido ningún consuelo.
Dirección: François Ozon Fotografía:
Manu Dacosse
Guion: François Ozon
Montaje: Laure Gardette Música:
Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Actores: Melvil Poupaud, Denis
Ménochet, Swann Arlaud, Josiane Balasko, Eric Caravaca
(2019; 137’; ***; 22)