Qué mal está el asunto de ver un rato la tele mientras
cenamos, y qué buena película es esta, pues ver el cartel y engancharnos a ella
es todo uno. Como ya hablé de ella hace más de dos años no me alargaré, pero sí
me repetiré: me sigue pareciendo muy buena.
Excepcionalmente, y porque ya expliqué el inicio la
primera vez, quiero hablar de una escena que me gustó mucho y que al posible lector
de estas líneas no le desvelará gran cosa pero, si la ve y recuerda esto, quizá
esté de acuerdo conmigo: se acerca una mujer a Antonio de la Torre y le dice
que lo ve muy tenso y que también lo está una amiga común; se le acerca mucho
al oído, le susurra unas palabras que no oímos y le mira con un brillo en los ojos
muy especial mientras se aleja de él contoneando las caderas al ritmo de la
música. Esta escena de treinta o cuarenta segundos, tan alejada de toda la
trama de la película, es fantástica: él no dice nada y está tieso, pero es el
contrapunto a la sensualidad y expresividad de Alicia Rubio que, puesto que no
me cabe entre los actores, solo por esta aparición ya vale la pena mencionarla.
Dirección: Raúl Arévalo Fotografía:
Arnau Valls Colomer
Guion: Raúl Arévalo, David
Pulido Montaje:
Angel Hernández Zoido
Música: Vanessa Garde, Lucio
Godoy
Actores: Antonio de la Torre,
Luis Callejo, Ruth Díaz, Raúl Jiménez, Manolo Solo
(2016; 92’; ***; 36)